Este curso aborda los desafíos y tendencias educativas del siglo XXI, destacando la importancia de la equidad, inclusión y la integración efectiva de la tecnología en la educación. Se enfoca en la necesidad de adaptar los métodos de enseñanza, fomentar el desarrollo de habilidades del siglo XXI y preparar a los estudiantes para enfrentar los retos del futuro. Asimismo, se resalta la importancia de promover una educación inclusiva y equitativa para garantizar una educación de calidad. Además, se mencionan tendencias como el aprendizaje a lo largo de la vida, el uso de inteligencia artificial y aprendizaje automático en la educación, entre otros aspectos relevantes para el contexto educativo actual.
Los estándares de calidad educativa son descripciones de los logros esperados correspondientes a los diferentes actores e instituciones del sistema educativo. En tal sentido, son orientaciones de carácter público que señalan las metas educativas para conseguir una educación de calidad. Así, por ejemplo, cuando los estándares se aplican a estudiantes, se refieren al conjunto de destrezas del área curricular que el alumno debe desarrollar a través de procesos de pensamiento, y que requiere reflejarse en sus desempeños. Por otro lado, cuando los estándares se aplican a profesionales de la educación, son descripciones de lo que estos deberían hacer para asegurar que los estudiantes alcancen los aprendizajes deseados. Finalmente, cuando los estándares se aplican a los establecimientos educativos, se refieren a os procesos de gestión y prácticas institucionales que contribuyen a que todos los estudiantes logren los resultados de aprendizaje deseados.
La escuela es un producto histórico y es crucial que identifique sus orígenes, los cuales están vinculados a necesidades sociales de periodos históricos específicos. El primer contrato o contrato fundacional de la escuela se originó a partir de la revolución industrial, las revoluciones políticas y los ideales republicanos. Estos fenómenos históricos dieron forma a la sociedad actual, con la revolución industrial enfocada en la formación del trabajador, las revoluciones políticas impulsando los derechos ciudadanos a nivel social y económico, y los ideales republicanos que fundamentaron la escuela pública en la autodeterminación de los pueblos y la dignidad individual humana.
En el siglo XXI, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) emprendió dos iniciativas relacionadas con las competencias clave necesarias para el funcionamiento en los Estados miembros de la OCDE. Una de ellas fue el programa de Definición y Selección de Competencias (DeSeCo), que se centró en las competencias clave necesarias para el funcionamiento en la sociedad. La segunda iniciativa fue el Programa Internacional de Evaluación de Alumnos (PISA), que evaluó el conocimiento y las habilidades de jóvenes de 15 años en las áreas de manejo de la lengua, matemáticas y ciencias.
En la actualidad, la forma en la que las personas se comunican, buscan conocimiento y lo conservan ha cambiado y se ha trasladado hacia lo virtual y lo semiológico, creando así un entorno mediático. Las interacciones personales físicas están perdiendo relevancia, aunque no desaparecen, y están siendo reemplazadas por un universo relacional mediático.
El sistema educativo del siglo XXI sigue reflejando injusticias que afectan las oportunidades educativas y el éxito en la vida, evidenciando la influencia de factores como el dinero, el sexo, la raza y el país de residencia en la desigualdad educativa. Según la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe, aproximadamente el 12% de la población vive con algún tipo de discapacidad, lo que representa a más de 66 millones de personas. Sin embargo, solo entre el 20% y el 30% de los niños y niñas con discapacidad asisten a la escuela, enfrentando niveles significativos de discriminación y exclusión en el ámbito educativo.
Existe una iniciativa global para la Innovación Educativa que promueve la enseñanza y el aprendizaje en el Siglo XXI, que hizo un análisis de dos deficiencias importantes en la forma en que los sistemas educativos brindan oportunidades a los estudiantes en la adquisición de habilidades imprescindibles para ser protagonistas de sus propias vidas. Por un lado, se encontró con economías desarrolladas y emergentes, donde los programas de formación docente y de liderazgo educativo se sustentan teorías obsoletas y se imparten de manera desactualizada, como por ejemplo el empleo de la enseñanza memorística basada en la repetición. Por otro lado, descubrió que no existe una teoría unificada que permita comprender cómo se relacionan entre sí varias de las competencias del siglo XXI, lo que dificulta el diseño de un currículo y una pedagogía que fomenten su desarrollo.
En la actualidad, en la era digital, la tecnología se ha convertido en una parte esencial de nuestras vidas, y la educación no es una excepción. Las herramientas tecnológicas han revolucionado la forma en que aprendemos y enseñamos, brindando una amplia gama de oportunidades para mejorar la experiencia de aprendizaje.
En el siglo XXI, es necesario replantear la forma en que concebimos la escuela y la educación. No podemos seguir enfocándonos únicamente en la enseñanza de conocimientos estructurados y memorísticos. En una sociedad cambiante, globalizada y tecnificada, la escuela debe desempeñar un papel activo y participativo, donde el aprendizaje se refleje en la sociedad y contribuya a mejorar el estilo de vida de la comunidad en su conjunto. Todos los miembros de la comunidad deben participar de manera responsable en beneficio de la sociedad.
El manejo experto y profundo de este modelo de aprendizaje requiere dar importancia a un conjunto de estándares que aseguren el progreso continuo en la formación y la práctica profesional. Debido a la naturaleza multidimensional del aprendizaje delineado para nuestro siglo, es urgente inducir a los maestros a adquirir y demostrar un mayor profesionalismo, en lugar de proporcionarles una capacitación centrada en un conjunto de habilidades reduccionistas.
En este apartado, se explorarán algunas de estas estrategias y su importancia para crear una experiencia educativa enriquecedora para los estudiantes a través del fomento de la participación activa y el compromiso que estos adquieren en el trabajo del aula. Algunas de ellas son:
La identificación de los diferentes estilos de aprendizaje de los estudiantes es de gran importancia en el ámbito educativo. Conocer los estilos de aprendizaje de los alumnos no solo es enriquecedor y divertido, sino que también permite personalizar la enseñanza de acuerdo con lo que mejor funciona para cada estudiante, potenciando sus habilidades naturales y mejorando su motivación y autoestima.